miércoles, 27 de enero de 2010

Generaciín Ni-Ni



Nuestros jóvenes se sienten presa fácil de la devastación laboral, pero no aciertan a vislumbrar una salida airosa, ni a combatir este estado de cosas. El dato asomaba hace poco, sin estrépito, entre los resultados de la última encuesta de Metroscopia: el 54% de los españoles situados entre los 18 y los 34 años dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado
Tan vulnerables y perdidos, nuestro jóvenes están entrando a formar parte de una generación apática, desvitalizada, indolente, mecida en el confort familiar. Los sociólogos detectan la aparición de un modelo de actitud adolescente y juvenil: la de los ni-ni, caracterizada por el simultáneo rechazo a estudiar y a trabajar.

"Ese comportamiento emergente es sintomático, ya que hasta ahora se sobrentendía que si no querías estudiar te ponías a trabajar. Me pregunto qué proyecto de futuro puede haber detrás de esta postura",





La crisis ha venido a acentuar la incertidumbre en el seno de una generación que creció en un ámbito familiar de mejora continuada del nivel de vida y que ha sido confrontada al deterioro de las condiciones laborales: precariedad, infraempleo, mileurismo, no valoración de la formación.
Las ventajas de ser joven en una sociedad más rica y tecnológica, más democrática y tolerante, contrastan con las dificultades crecientes para emanciparse y desarrollar un proyecto vital de futuro. Y es que nunca como hasta ahora, en siglos, se había hecho tan patente el riesgo de que la calidad de vida de los hijos de clase media sea inferior a la de los padres. La enfermedad del desánimo está minando la naturaleza vitalista y combativa de la gente joven aunque encontremos pruebas fehacientes individuales y colectivas de su consustancial espíritu de superación.



El mileurista no puede más que subsistir. No puede hacer frente a planes de futuro ya que este está rodeado de incertidumbre, tanto en el trabajo como en la pareja, no está claro que la dedicación, el compromiso, el estudio o el título, vayan a tener su correspondiente "compensación laboral y social", De modo que se están aplicando la estrategia de flexibilizar los deseos y de restar compromisos; nada de esfuerzos exorbitantes cuando el beneficio no es seguro. Como el riesgo de frustración es grande, "prefieren no descartar nada y definirse poco".

El pacto implícito entre el Estado, la familia y los jóvenes compromete al primero a sufragar la educación y a la segunda a cargar con la manutención, alojamiento y ocio, hace creer a algunos jóvenes que en las actuales circunstancias pueden retrasar la toma de la responsabilidad.
Y a todos ellos se unen los medios de comunicación, la publicidad, la moda… que toma a los jóvenes como referentes. Nuestra sociedad se está dejando llevar por la inmortalidad que ofrece la juventud y muchos jóvenes están desarrollando una actitud nihilista porque no se les exige estar motivados.

Ni por el gobierno , ni por la familia ni por la pareja.
Las dinámicas encaminadas a establecer nuevas formas de relaciones personales, la búsqueda de una mayor solidaridad y espiritualidad, más allá de los partidos y religiones convencionales, los intentos de combatir la crisis y de conciliar trabajo y familia, el ecologismo y hasta el nihilismo denotan, a su juicio, que algo se mueve en las entretelas de esta generación.






"Son alternativas que, aisladamente, pueden resultar peregrinas, pero que, en conjunto, están marcando la búsqueda de un nuevo modelo de sociedad".


¿Será posible que esta juventud supuestamente resignada y resistente a la utopía sea la llamada a abrir nuevos caminos?

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